lunes, 27 de agosto de 2012

Redescubriendo a Rainbow

¡Qué Gustazo!

Los que somos aficionados a escuchar música (lo que para los guays es ser melómano), escuchamos ingentes cantidades de discos, unos mejores y otros peores. Si, además, tus gustos son bastante eclécticos (otra palabra de guay) como los míos, puedes encontrar en tu fonoteca desde discos de solistas como Raphael o Richard Hawley hasta desafíos para los oídos como Slayer o Angelus Apatrida

La búsqueda constante de nuevos grupos o el hecho de meterse de lleno en una determinada época o estilo musical es una de las cosas que me apasionan: ahora vamos a por los protopunks de los 70, ahora a por los grunges de finales de los 80 y principios de los 90 y, así, un largo etcétera. De todas maneras, este tema ya lo trataré en algún post cuando me encuentre en pleno proceso de inmersión en un estilo o época y todo lo demás me parezca una basura (me suele pasar a menudo). 

Pero lo que quiero contar es lo que me ha pasado este fin de semana, algo que seguro que todo aficionado a escuchar música ha experimentado alguna vez. Y es una de las sensaciones, musicalmente hablando, más placenteras que hay. Hablo del redescubriminento de discos que, por cualquier motivo, hace tiempo que no se escuchan o simplemente están aparcados porque en su momento se desgranaron (o se pensaba que se habían desgranado) y exprimieron al máximo. 

Pues bien, a veces uno se topa con uno de esos discos y, sin saber bien el porqué, lo vuelve a escuchar. Mientras la agujita va pasando por encima del preciado vinilo, se le empieza a prestar más y más atención, hasta que uno se queda totalmente hipnotizado, sumergido entre los surcos de ese plástico negro que tantos buenos ratos le ha hecho pasar tiempo atrás, recordando momentos asociados a la época del descubrimiento del disco en cuestión y, lo mejor, redescubriendo ritmos, sonidos. Ambientes que anteriormente se habían pasado por alto.  Para mí esa sensación no se paga con nada. Sientes un cosquilleo y una sensación de placer que hace que estés tan metido en la música que, por unos momentos, parece que no existe nada más que el disco y tú. Todo lo demás desaparece. 

El disco en cuestión (eso es lo de menos) es el primer disco de Rainbow, grupo formado, principalmente, por Ritchie Blackmore y Dio, y que supuso la explosión definitiva de este último, convirtiéndose en una de "Las Voces" por excelencia del Hard Rock

Desde que empieza el disco con Man On The Silver Mountain, hasta que termina con Still I'm Sad, uno se sumerge en una auténtica experiencia musical que le hace olvidarse durante un rato de lo jodida que está la cosa. Aunque el disco mantiene un nivel excelente a lo largo de sus, aproximadamente, cuarenta minutos de duración, destacaría canciones como la ya mencionada Man On The Silver Mountain, Snake Charmer, o Temple of the King. Pero, insisto, el disco no tiene desperdicio. Os dejo la canción Temple of the King subtitulada.


Soft and warm
She'll touch my face
A bed of straw
Against the lace

(Catch the Rainbow | 1975 | Ritchie Blackmore's Rainbow)


martes, 21 de agosto de 2012

Los Vicios del Rock

El pasado fin de semana asistí a una de las citas, para mí, imprescindibles cada verano. Hablo del festival Leyendas del Rock, celebrado este año los días 17 y 18 de agosto en la localidad murciana de Beniel. 

El festival, cuya primera edición tuvo lugar en el verano de 2006, recupera la esencia del  extinto festival MazaRock, celebrado en Mazarrón desde el año 1983 hasta 1985, dando cabida en su cartel a los grupos más influyentes del panorama Heavy  español.

En la jornada del viernes, de entre las cosas que recuerdo, me llama especialmente la atención una conversación que tuve con mi amigo Antonio "el Calvo" mientras estábamos viendo a Oker, uno de los grupos noveles más destacables de la escena Heavy española. Durante el concierto, la cantante de Oker no paraba de animar al público que, bajo un sol de justicia,  aguantaba como podía el calor sofocante de las cinco de la tarde. De entre sus arengas, destaco el ¡Vamos Joder!, que insistentemente repetía para animar a los numerosos seguidores que presenciaban el concierto a pleno sol. 

Lo curioso es que, cada vez que pronunciaba la frase, la chiquilla parecía reafirmarse más en su condición de jevimetalera, lo que me llevó a plantearme si la palabra "joder" es Patrimonio Cultural del Heavy Metal. Porque parece ser que si no dices "joder" ni "jodido" no eres ni Heavy ni Rocker

Después de tal planteamiento, la conversación derivó hacia la estética de la banda, muy poco cuidada. La cantante de Oker es guapa y tiene un buen cuerpo, pero el aspecto estético es algo a lo que, a mi entender, debe prestar más atención. Y es que parece que, si quieres ser Heavy, has de llevar unas medias de rejilla rotas por las rodillas que para nada te favorecen, poniendo de manifiesto otro más de los mal entendidos clichés del Rock. 

En cuanto al resto de la banda, más de lo mismo, estética Heavy mal entendida. Y es una lástima porque, musicalmente hablando, tienen un gran potencial. Se diga lo que se diga, la estética importa. Como ejemplo, la estética de Judas Priest, que puede gustar más o menos pero se nota que está cuidada hasta el extremo. Especialmente en Rob Halford, que con sus cueros y tachuelas nos cautivó en los ochenta. O qué decir de Lemmy, el alma de Motörhead, cuya estética es demoledora

En resumidas cuentas, una gran banda tiene que ir acompañada de una gran estética, porque se puede ser igual de Heavy con unos elegantes pantalones de piel y unas botas, o incluso con unos pantalones vaqueros. Y en el tema de las arengas, no hace falta gritar constantemente "¡Joder!", ni terminar cada frase pronunciada entre canción y canción con un grito. En mi opinión, este tipo de clichés no favorecen para nada a las bandas, ya no estamos en los felices anos ochenta. Hay que evolucionar, innovar y no tener miedo a ser menos jevi si no entras en unas determinadas actitudes que no hacen otra cosa que  limitar y perjudicar a la creatividad.

¡SÍ AL ROCK, NO A LOS CLICHÉS!

jueves, 16 de agosto de 2012

Elvis: 35 aniversario de la muerte de El Rey


The Black Keys

De cuando en cuando se descubren nuevas bandas que se vuelven imprescindibles en tu colección musical. Y es precisamente lo que me pasó hace algo más de un año con The Black Keys. Si anteriormente fueron los americanos Band of Horses, la última gran banda que ha dado el "grungero" estado de Seattle, y a la que mi colega el Chapi les dedicaba una reseña en su momento, ahora les toca el turno a The Black Keys. 

The Black Keys es un dúo de Ohio compuesto por Dan Auerbach (guitarra y voz) y Patrick Carney (batería). Aunque los etiquetan como combo de blues rock, su música va mucho más allá, combinando teclados indie, algo de pop e incluso algunos elementos del sonido motown más exquisito (escuchad su canción Stop Stop para comprobarlo).

No recuerdo exactamente cómo los descubrí, quizá a través de alguna de las páginas musicales a las que estoy suscrito, el caso es que desde que lo hice vuelvo una y otra vez a su música de una manera casi enfermiza. 

En sus primeros discos los dos únicos instrumentos que utilizan son guitarra y batería, estilo  White Stripes, aunque posteriormente van añadiendo más matices a sus nuevos lanzamientos. Curiosamente, son ellos mismos los encargados de grabar todos los instrumentos y sonidos de los discos, lo que los hace particularmente interesantes (durante las giras, lógicamente, les acompañan varios músicos). 

En cuanto al sonido de los discos, maravilloso. Utilizan equipos analógicos de grabación de los años 70 y 80, grabando sesiones prácticamente en directo que luego mezclan y producen ellos mismos, lo que les da ese punto de frescura y naturalidad muy poco común en los discos actuales, echados a perder por culpa de Pro Tools.

Pero lo que más destaca de este dúo es la calidad, variedad y originalidad de las canciones, lo que les hace diferenciarse del resto de grupos de la escena actual, cuyo principal error es estar muy atados a determinados clichés inamovibles y a repetir ciertos patrones, de forma que no evolucionan musicalmente. Y claro, después de dos discos desaparecen. 

De su discografía destacaría el último disco, El Camino, con temas como Lonely Boy, Gold on the Ceiling o Little Black Submarines, por citar unos pocos, aunque ninguno de los demás tengan desperdicio. El disco que le precede, Brothers, es también muy completo, aunque no llega a la altura de éste último. Con respecto a los discos anteriores, The Big Come Up, su álbum de debut de 2002, es otro trabajo a tener muy en cuenta. 

Os dejo el vídeo de la canción Lonely Boy, que es buenísimo y parece grabado en una sola toma (los coros se salen y el negro también). Si queréis ampliar información y conocer  más sobre este dúo, pinchad aquí


lunes, 13 de agosto de 2012

Knock Knock, nuevo single de Band of Horses

Por fin, después de mucho esperar, lo tenemos aquí. Knock Knock es el single de adelanto del nuevo disco de Band of Horses, Mirage Rock. Según podemos leer en la página web de la banda, el nuevo disco saldrá a la venta el próximo martes 18 de septiembre. Mientras, tendremos que conformarnos con Knock Knock, que apunta muy buenas maneras. 

El vídeo es algo "mareante" y no está a la altura de un grupo como Band of Horses, lo que hace que la canción pierda enteros. Así que os aconsejo escuchar la canción sin hacerle mucho caso al vídeo musical. 

domingo, 12 de agosto de 2012

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